[Egresados] Una reflexión sobre donde está el espíritu critico la Universidad

Sabrina A. Rodriguez rodriguezsabrinaa en gmail.com
Sab Mayo 22 21:19:52 -03 2021


Buenas noches, me gustaría poder ver todos los mails de este hilo también
en mi casilla de webmail (FCAL).

Ing. Sabrina A. Rodriguez


El sáb., 22 de may. de 2021 21:00, Joaquin Pedemonte <
joaquinpedemonte en gmail.com> escribió:

> Celebro estos debates , seguramente arrojarán pensamientos ideológicamente
> encontrados , hace muchos años que no estoy participando de la vida activa
> Universitaria luego de mi graduación , pero seguramente coincido con
> Roberto. Está Pandemia nos obliga a un debate que no es el esperado donde
> en otras épocas grandes masas de estudiantes coincidían con los ideales
> Reformistas con diferentes matices , ampliando los postulados de la Reforma
> a la Participación de los trabajadores no docentes como un nuevo Claustro
> Universitario , Que la Universidad esté reducida a una elite iluminada me
> parece aberrante , y que el espíritu crítico de los Universitarios con su
> Participación en el Ámbito Académico desde el conocimiento adquirido sin
> defender sus Tesis Doctorales, Exámenes e Investigaciones sin valorar la
> certeza de las mismas y aplicarlas al campo de la Producción de alimentos y
> a la Ciencia misma puede ocasionar serios problemas a la hora de aplicar
> los conocimientos adquiridos . Por lo tanto creo necesario que deben de
> darse todas estas alternativas. La Pandemia nos obliga a quedarnos en casa
> pues la curva de contagios va en aumento , cuando esto termine ojala todos
> estos debates puedan darse en los distintos Claustros y Buscar soluciones
> para todos los actores de la Universidad sin que nadie quede excluido ni
> por su ideología ni por su pensamiento . Y que la Universidad esté al
> servicio de una sociedad más equitativa sin exclusiones ni revanchismos que
> lo llevan a ningún Puerto ." La Universidad debe ser de todos los que la
> Transitan y la Transitaron, pues es donde allí se forja la Universalización
> del Conocimiento , La Cultura  La Ciencia y el aporte a la Sociedad "
> Saludos
> Joaquín  Samuel Pedemonte
> Egresado 1987
>
> El sáb, 22 may 2021 a las 16:57, Germán Trod (<germantrod en hotmail.com>)
> escribió:
>
>> Gracias Roberto por lo compartido y por tu mirada.
>>
>> Cuando la sociedad comprenda que la vida se trata de enfrentar grises de
>> diferentes matices y no historias blanco o negro (o todo o nada), se va a
>> poder construir un futuro mejor.
>> Como?? Muy simple, resolviendo desde las similitudes en los planteos o
>> problemas (cualquiera fuera) y no desde las diferencias. Resolver desde las
>> diferencias solo genera disconformidad, division y la no solucion.
>>
>> Buen fin de semana a todos.
>>
>> Saludos
>>
>> ------------------------------
>> *De:* Egresados <egresados-bounces en listas.fcal.uner.edu.ar> en nombre de
>> Adrián Lampazzi <lampazzia en hotmail.com>
>> *Enviado:* viernes, 21 de mayo de 2021 23:43
>> *Para:* Roberto Varela FCAL <varelar en fcal.uner.edu.ar>; Egresados <
>> egresados en listas.fcal.uner.edu.ar>; Docentes <
>> docentes en listas.fcal.uner.edu.ar>; Alumnos <
>> alumnos en listas.fcal.uner.edu.ar>
>> *Asunto:* Re: [Egresados] Una reflexión sobre donde está el espíritu
>> critico la Universidad
>>
>> Gracias por tu aporte Roberto, no solamente por la nota que compartiste
>> sino con plantear una idea de pensamiento bastante alejada de la conducción
>> universitaria, respetando el ESPIRITU CRÍTICO que siempre debe existir en
>> la comunidad universitaria.
>>
>> Leyendo algunos detractores y, sobre todas las cosas, *el nivel
>> discursivo poblado de agravios innecesarios*, me lleva a entender
>> fielmente cual es la actualidad universitaria y el porque de muchas
>> decisiones plagadas de intereses partidarios.
>>
>> Y a la persona que cuestionó al Doctor, Ingeniero y PROFESOR Roberto
>> Alfredo Varela ¿por su edad?, desconociendo obviamente de quien está
>> hablando y su trayectoria profesional y humana, le respondo que ese tipo de *conductas
>> discriminatorias* son impropias de una Universidad como la nuestra donde
>> la discriminación JAMAS tuvo ni tiene lugar, menos cuando está hablando de
>> personas que, aun siendo jóvenes (sin ser ello un mérito), han aportado a
>> la sociedad mucho mas que quienes la critican.
>>
>> Atte.
>>
>> Ing. Adrián Lampazzi
>> ------------------------------
>> *De:* Egresados <egresados-bounces en listas.fcal.uner.edu.ar> en nombre de
>> Roberto Varela FCAL <varelar en fcal.uner.edu.ar>
>> *Enviado:* viernes, 21 de mayo de 2021 20:30
>> *Para:* Egresados <egresados en listas.fcal.uner.edu.ar>; Docentes <
>> docentes en listas.fcal.uner.edu.ar>; Alumnos <
>> alumnos en listas.fcal.uner.edu.ar>
>> *Asunto:* [Egresados] Una reflexión sobre donde está el espíritu critico
>> la Universidad
>>
>>
>> LOS UNIVERSITARIOS DE LA PANDEMIA, ENTRE LA RESIGNACIÓN Y EL SILENCIO
>> Por Luciano Román
>>
>> La Nación
>>
>> Los universitarios se han quedado sin universidad. Sin embargo, parecen
>> aceptarlo con una pasiva resignación. Aunque la historia los muestra
>> como el sector más rebelde, contestatario y movilizado de la sociedad,
>> una extraña atmósfera de silencio y conformismo se observa, esta vez,
>> alrededor de universidades desiertas.
>>
>> El universitario es el único estamento educativo que no ha hecho ni
>> siquiera el intento de retomar, con protocolos adecuados, la actividad
>> presencial. Solo funciona –en una versión “de baja intensidad”– la
>> mecánica de clases, seminarios y mesas examinadoras en el formato
>> virtual. No es necesario detallar en qué medida se ha empobrecido la
>> vida universitaria al suprimir –por tiempo indefinido– el encuentro
>> “real” de estudiantes y profesores, la interacción entre los propios
>> universitarios, la práctica en laboratorios, las asambleas o las salas
>> de lectura. Miles de estudiantes de Medicina han aprobado Anatomía sin
>> tocar un hueso. Es posible que, a este ritmo, tengamos las primeras
>> “promociones virtuales” de ingenieros, médicos, odontólogos o
>> arquitectos. La universidad se habrá encogido, así, hasta alcanzar la
>> dinámica de los cursos por correspondencia. ¿Sus títulos valdrán lo
>> mismo en el mercado laboral? Una pregunta que hoy nadie se formula.
>>
>> La burocracia que gobierna las casas de estudio deberá responder alguna
>> vez por este cierre indefinido que ya lleva 15 meses. Pero el
>> interrogante que tal vez debamos formularnos es ¿por qué las juventudes
>> universitarias aceptan con tanta pasividad y mansedumbre esta pérdida
>> irreparable en su proceso de formación? Una minoría lo hará por
>> afinidades ideológicas: adhieren al cierre de universidades por
>> compromiso con un oficialismo que ha decidido “militar” la parálisis
>> educativa como una supuesta estrategia de cuidado sanitario. Lo han
>> convertido en un dogma y un eslogan, aunque las evidencias demuestren
>> que las aulas cerradas no atenúan la curva de contagios. Pero el
>> silencio excede a las minorías militantes. ¿Tiene que ver con el
>> espíritu de una generación que ha perdido la esperanza en el país y cree
>> que rebelarse y discutir el statu quo no tiene sentido?
>>
>> Mientras el cierre de escuelas ha promovido una saludable reacción
>> ciudadana y un fuerte debate público, el de las universidades pasa casi
>> inadvertido, como si no hubiera matices, discrepancias ni reacciones
>> ante un confinamiento eterno que no se verifica en ningún otro sector.
>> ¿Dónde están los “universitarios organizados”?
>>
>> Hay millones de jóvenes que se sienten “una generación en tránsito”:
>> piensan en recibirse rápido para emigrar con el título bajo el brazo.
>> Tal vez esta universidad que despacha cursadas y recibidas por Zoom les
>> ofrezca un atajo más directo a ese proyecto de salida. En ese caso, la
>> pasividad ante el cierre de las facultades quizá sea la expresión de una
>> especie de exilio anticipado de amplias franjas de la juventud
>> argentina, que ya no se sienten parte, que miran al país con prematuro
>> escepticismo y que no creen que valga la pena dar ninguna pelea más allá
>> de sus objetivos prácticos. Quizá también sea un silencio cómodo, que
>> conjuga con el espíritu de una generación que demora la ida de la casa
>> de sus padres, elude los compromisos rígidos y milita la corrección
>> política desde su teléfono celular.
>>
>> Hay, entre los universitarios, una mayoría silenciosa que reniega, con
>> razón, del activismo militante. Lo ven anclado en un ideologismo
>> dogmático, con reivindicaciones ramplonas de un setentismo desquiciado.
>> Pero frente a esos reparos saludables cabría otro interrogante: ¿la
>> única forma de alejarse de los extremos y dogmatismos es desentenderse
>> del compromiso y el debate? ¿No se les deja así el camino libre a los
>> sectores más ideologizados para que lleven la voz cantante?
>>
>> Buena parte de las minorías militantes también se sienten cómodas con el
>> silencio. Sin ninguna fidelidad al espíritu universitario, ejercen la
>> obediencia con el poder de turno, al que no buscan incomodar; mucho
>> menos, confrontar. El kirchnerismo –se sabe– ha colonizado con dinero y
>> con eslóganes a una importante porción del ecosistema académico. La
>> principal organización política juvenil (La Cámpora) no se ha forjado
>> “en la lucha” ni a la intemperie, sino al abrigo del poder y en el
>> confort de los cargos. Hay, sin embargo, agrupaciones con larga
>> tradición en la política universitaria que no han sido cooptadas por el
>> oficialismo y, sin embargo, no parecen promover ningún debate
>> consistente, más allá de algunas posiciones valientes pero aisladas.
>> Hasta han tolerado, sin mucha discusión ni pataleo, que les metan a
>> Boudou a dar cátedra en la UBA. Esos sectores universitarios que han
>> protagonizado rebeldías históricas, que promovieron la Reforma del 18,
>> que han sido siempre sensibles a la defensa de la autonomía
>> universitaria, que han vivido en ebullición y han cultivado el espíritu
>> asambleario, hoy se muestran dóciles y resignados ante un paisaje de
>> facultades cerradas en las que nadie discute ni debate nada. Los centros
>> de estudiantes están en estado vegetativo.
>>
>> El silencio también domina a un cuerpo docente que parece anestesiado.
>> ¿Todos piensan igual? Hace tiempo que cierta uniformidad se ha apoderado
>> de los recintos universitarios, donde el pluralismo, la diversidad, los
>> contrastes y las divergencias deberían encontrar –por el contrario– un
>> especial caldo de cultivo.
>>
>> Ni los estudiantes ni los docentes parecen poner en discusión el hecho
>> de que funcionen los clubes, pero no los campos de deportes
>> universitarios; las librerías comerciales, pero no las bibliotecas de
>> las facultades; los restaurantes, pero no los comedores estudiantiles;
>> los laboratorios privados, pero no los de los centros o institutos de
>> investigación. Nadie plantea, tampoco, por qué los profesores que ya han
>> sido vacunados (o los que no integran los grupos de riesgo) no pueden
>> empezar a dar clases presenciales. Las fórmulas intermedias no parecen
>> exploradas: el cierre es total y absoluto; lo mismo para facultades
>> chicas que para las más grandes; para cátedras que trabajan al aire
>> libre que para las que funcionan en espacios cerrados; para materias que
>> exigen práctica y experimentación que para las que son puramente
>> teóricas. En lugar de ofrecer modelos innovadores, con esquemas mixtos
>> de presencialidad y virtualidad, la universidad (sin ninguna creatividad
>> ni sofisticación) se ha aferrado a una medida rústica y primitiva:
>> candado hasta nuevo aviso.
>>
>> El sistema universitario parece verse a sí mismo como una casta
>> privilegiada escudada detrás de un discurso pseudoprogresista. “Militan”
>> el cierre de aulas, pero no tolerarían que el recolector de residuos
>> dejara de pasar por la puerta de su casa. Hacen una bandera de “la
>> defensa de la universidad pública”, pero no se consideran “esenciales”
>> en esta situación de emergencia. Quizá se sientan parte de eso que ha
>> definido con pasmosa sinceridad Carlos Zannini: “Personalidades que
>> necesitan ser protegidas por la sociedad”.
>>
>> Los jóvenes aceptan esta “universidad minimalista”, atomizada y
>> encapsulada en el Zoom, sin reclamar su derecho a recuperar una vida
>> universitaria que implica mucho más que avanzar casilleros en la carrera
>> hacia un título de valor incierto. Entender las causas de ese silencio
>> quizá nos lleve a encontrarnos con una generación que no ve un horizonte
>> en la Argentina, que está instalada en el desencanto y que percibe la
>> universidad como un lugar de paso; apenas una escala en un viaje hacia
>> otra parte. En ese silencio quizá se esconda el fracaso de un país en el
>> que, por primera vez, el futuro luce peor que el pasado.
>>
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